Fiel creyente, cerró campaña -el miércoles 29- emocionado pero confiando en lo que Dios dispusiera; postura que reiteró el –domingo 2- día de la elección mientras votaba en la casilla de Tamapatz, su tierra natal. Como sea, lo cierto es que la presión le resultaba menos notoria que en 2021, cuando Cuahutémoc Balderas Yáñez salió casi de la nada, para ser alcalde por el desaparecido RSP y luego presidente municipal de Aquismón, donde empezó a ganar adeptos.
Esa aceptación lo “adelantó” desde principios de 2023 a una eventual reelección, a la que siempre respondió cauto: “Ya veremos, lo que el pueblo decida”. José Ricardo Gallardo Cardona, el gobernador al que convirtió en su aliado y se volvió compañero del nuevo partido (PVEM), le dio un empujoncito el 13 de septiembre pasado, cuando en “La morena” prácticamente lo destapó hacia la reelección.
Medio año después –justamente el 13 de marzo de 2024- Temo Balderas se registraba formalmente como aspirante a la alcaldía de nueva cuenta, ahora por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM). Pasado un mes y siete días –el 20 de abril- abrió campaña, recorriendo hasta de cinco o seis localidades por día, con una simpatía que sobrepuso a sus seguidores la mayoría de las veces a las elevadas temperaturas.
Aún con sus dos adversarios de la elección pasada ahora juntos en el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), los comicios se perfilaban sencillos. Pese a ello, debió enfrentar a temprana hora del conteo, el sobresalto de que las primeras casillas computadas: Las de la cabecera municipal, le fueron adversas; por eso el diez por ciento inicial que dieron a conocer las autoridades electorales adelantaban como ganador momentáneo a Morena.
Pero cuando empezaron a reportar las urnas de las comunidades, el centro de cómputo del candidato no dejó de capturar una remontada que pronto fue creando una buena diferencia, que de tranquilizante pasó a abrumadora, y al paso de las horas se convertiría en histórica: 2 mil 824 votos de distancia sobre el abanderado morenista, a las diez y media de la noche. Sí, se perdió la Cabecera, otra vez Los otates, Tanute, y algunas otras que ya no influyeron mucho.
3 mil 119 de margen a las once de la noche y la voz empezó a correrse y la gente comenzó a llegar; media hora más tarde ya eran 3 mil 853. Cuando el día 2 de junio pasó a ser lunes 3, soltaron unos cuetes, como celebración anticipada; pareció una invitación sonora, mientras la diferencia a las doce y media ya alcanzaba 4 mil 374 votos. Afuera, más gente seguía arribando, expectante, pero confiada y contenta; Temo iba ya rompiendo récords electorales en Aquismón.
Por si eso fuera poco, a la una de la madrugada, el espacio era de 4 mil 737, y surgió la interrogante si la cifra llegaría a los cinco mil. Treinta minutos después, estaba hecho: 5 mil 118 sufragios de diferencia; para las dos de la mañana, el número subió a 5 mil 396. Ya entonces el sitio de concentración estaba lleno; el candidato del Verde decidió dejar de esperar las últimas casillas y salió a saludar a la gente.
Junto con la pirotecnia, los aplausos y las porras no se dejaron esperar; se sacó la tensión característica de la espera de resultados, y se transformó en saludos, abrazos, y hasta besos, con la respectiva toma de la fotografía. Entre la multitud, Balderas Yáñez tardó en llegar al micrófono, desde donde nutriría su discurso de la victoria, con una lista de agradecimientos y de compromisos. Eran las cuatro y media de la mañana.
Algunos empleados municipales se fueron despidiendo. “Sí, porque ustedes tienen que trabajar, yo regreso hasta el 15”, les dijo divertido. Por eso se quedó aún varias horas más, hasta que lo sorprendió la mañana; era merecido, no todos los días se hace historia reeligiéndose como el más votado, con un margen que, si fuera futbol, habría representado una humillante goleada.