No salía seguido de su localidad natal, en la cual residió: Xolmón, un kilómetro adelante de Tampaxal (Aquismón); pero cuando lo hacía, era ineludible que llamara la atención por donde caminaba, debido al “petob” tan colorido como enorme. Para ser exactos, un kilo de estambres –amarillo, naranja, rojo, rosa, y verde- entretejido sobre su cabeza.
Así fue María Francisca Bautista Martínez, nacida en 1940. La mujer que –siendo niña- y no por simbolismo alguno, solo por un gusto que después involuntariamente ella convertiría en una especie de moda, un día decidió colocarse el “petob” más grande de lo normal. Y decidió salir así a la calle, nada más porque ella quiso, y como parte del atuendo tenek que portó orgullosa.
Su pelo era largo y llegaba hasta la cintura, ideal para poderlo entretejer con los hilos, fabricando dos “petobes”, porque era tanta la admiración provocada, que algunas jóvenes –estudiantes sobre todo- se lo pedían prestado, y necesitaba tener uno de reserva para cuando iba a al pueblo, principalmente a Aquismón y Tanlajás, a vender lo que cultivaba.
Casada con un hombre 18 años mayor que ella, y madre de dos hijas, doña María Francisca sembró no solo la unión entre su familia, sino también las semillas en la tierra que cultivaron juntos, y de la que obtenían la producción de café, calabaza, chayote y chile, que posteriormente se convertirían en ganancias monetarias y medio de sustento para todos.
Casi no hablaba español pero no hacía falta, porque su representatividad de “la mujer del petob grande” habló por sí sola, y su estampa está por doquier, destacando la que en 2016 ganó el Concurso “Miradas a la Sierra Madre Oriental”, convocado por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, que le permitió ser parte del calendario 2017 editado por esa dependencia.
Posteriormente, en 2019, un portal de internet que trata sobre los idiomas de México (llamado lenguas http://xn--indgenas-e2a.org/), utilizó su imagen para ilustrar el apartado que se refiere al tenek; en ella aparecía desde la perspectiva del recordado pintor vallense Héctor Armando Domínguez Rodríguez. Y en 2023 artistas huastecos la inmortalizaron en un mural en “La escalera” (Huehuetlán).
En marzo de 2022 el actual Ayuntamiento de Aquismón la reconoció como Mujer del Año “Por el amor y el orgullo hacia sus raíces indígenas tenek, que promovió e impulsó desde su propia iniciativa”; en octubre de ese año el gobierno municipal le donó una nueva indumentaria, al tiempo de mantenerla incorporada a los programas de ayuda social. Falleció el 27 de marzo de 2024.